El grave riesgo del insomnio para la la salud y el bienestar de la juventud. Un 40% de la población adulta experimenta síntomas de insomnio y, en España, un 14% cumple criterios de trastorno de insomnio crónico.
El mayor incremento se produce en el segmento de edad de los adultos jóvenes (18-34 años). Son datos del estudio ‘¿Cómo duermen los jóvenes? Hábitos y prevalencia de Trastornos del sueño en España’, de Fundación Mapfre, de la Sociedad Española del Sueño (SES) y de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
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El grave riesgo del insomnio para la la salud y el bienestar de la juventud
El sueño tiene un papel fundamental en la salud y el bienestar. Los hábitos de sueño poco saludables en la población joven desencadenan problemas a largo plazo.
Una parte de los trastornos del sueño comienzan en la adolescencia y continúan en años posteriores.
La privación de sueño tiene implicaciones en el estado de ánimo y el rendimiento académico y laboral. Hábitos poco saludables, horarios de trabajo prolongados o desajustados con el ritmo circadiano e incompatibles con las obligaciones familiares son causa de esta privación.
La persistencia de falta de horas de sueño puede producir un síndrome de sueño insuficiente cuando no es posible mantener un adecuado estado de alerta durante el día y puede producir somnolencia diurna no deseada.
Accidentes de tráfico
Existe una clara evidencia del riesgo que implica sobre los accidentes de tráfico (es responsable en hasta un 30% de los casos. El riesgo mayor se da en adultos varones jóvenes, sobre todo si padecen apneas del sueño.
Además, es reconocida la asociación a largo plazo del mal descanso nocturno con un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y metabólicas.
Promover el desarrollo de hábitos de sueño saludables en la población joven puede ayudar a reducir la prevalencia de futuros trastornos del sueño y sus patologías derivadas.
¿Qué es el insomnio?
El insomnio, definido como síntoma, es la dificultad para iniciar, mantener el sueño o despertar antes de lo que se desearía.
Cuando esta dificultad para dormir causa síntomas diurnos en distintas tareas del funcionamiento de se El trastorno de insomnio se define cuando lo anterior no ocurre por una falta de oportunidad para dormir ni se debe a otros trastornos del sueño o enfermedades. El insomnio es el trastorno del sueño más común.
Hasta un 40% de la población adulta experimenta síntomas de insomnio y, en España (2018-1019), un 14% cumple criterios de trastorno de insomnio crónico (TIC). El mayor incremento se produce en el segmento de edad de los adultos jóvenes (18-34 años).
El insomnio constituye un problema con un alto impacto económico en salud pública, tanto en gastos directos como indirectos por falta de productividad, riesgo de accidentes laborales y de tráfico, mayor tendencia a enfermar y mala calidad de vida.
Sueño insuficiente
El sueño insuficiente es común en la sociedad moderna y puede deberse a una variedad de factores, incluidas exigencia laborales, responsabilidades sociales y familiares, afecciones médica y trastornos del sueño.
Pero también como elección personal mediada por una abundante oferta de ocio digital y el escaso tiempo libre. Cuando se da esta situación, hacemos referencia al término en inglés revenge bedtime procastination.
Sería algo así como procastinación a la hora de acostarse por venganza, el hábito de alargar de forma consciente la hora de ir a dormir para compensar la falta de tiempo personal durante el día, aun sabiendo las consecuencias negativas.
La prevalencia del sueño insuficiente, definido como sueño más corto de lo recomendable para la edad (en adultos un mínimo de 7 horas), afecta hasta a un 37% de la población.
Hay que diferencias sueño insuficiente de síndrome de sueño insuficiente. El primero no tiene por qué implicar el segundo, que requiere la presencia de dificultades diurnas a consecuencia del escaso sueño nocturno.
Síndrome de retraso de fase
El síndrome de retraso de fase (SRF) es una alteración del ciclo de sueño-vigilia que se caracteriza por
un retraso en el mismo con respecto al ciclo día/noche.
Se debe a la falta de sincronización de los ritmos circadianos internos con el ciclo ambiental de luz y oscuridad.
Los individuos afectados se duermen y se despiertan mucho más tarde de lo convencional o deseado, lo que les causa dificultades cuando deben cumplir un horario que interfiere con este patrón. En ausencia de obligaciones, la duración del sueño sería normal para el rango de edad.
La prevalencia de este trastorno es máxima en adolescentes y adultos jóvenes, con una prevalencia del 3,3 % en los adultos jóvenes, según un estudio a gran escala poblacional noruego mediante encuestas en el que participaron 50.050 jóvenes de 18-35 años.
Principales conclusiones
Los encuestados españoles, de 18 a 34 años, de la muestra del estudio realizado por la Fundación Mapfre, la Sociedad Española del Sueño (SES) y la Sociedad Española de Neurología (SEN):
- Consideran que dormir es tan importante como la alimentación o el ejercicio físico. El 61% admite restar horas de sueño para ocio por la falta de tiempo durante la jornada. Y un 33% duerme de forma insuficiente.
- Se suelen acostar en las 22 y las 00 horas los días víspera de laborable y entre las 23 y las 02 los días de víspera de festivo. Los hombres y la franja de 18 a 29 años son los que se acuestan más tarde. Las mujeres y los jóvenes de 30-34 años son los que se levantan más pronto.
- Duermen una media de 7,6 horas (7,2 la víspera de laborables y 8,8 la víspera de festivo).
- Habitualmente, no duermen siesta, pero si lo hacen (30%), suele ser en días libres.
- Tienen un hábito muy común (83%) de uso de dispositivos electrónicos con pantalla en la cama antes de dormir, con un tiempo medios de uso de 48,6 minutos.
- Indicar, en la mitad de los casos, tardar más de una hora en dormirse, pero destaca una hora de diferencia también entre la hora a la que se acuestan y la que consideran que realmente están listos para dormir y de casi una hora de uso de pantallas en la cama.
Dificultad para levantarse
- Refieren dificultades para levantarse por las mañana en la mitad de los casos, requieren el uso de alarma o de alguien que les despierte en un 77% de los casos.
- Afirman tener la oportunidad y tiempo suficientes para dormir en la mayoría de los casos. Los encuestados de la franja de 24 a 34 años son los que más admiten no tenerlos.
- Si tienen hijos, refieren tener un sueño fragmentado por cuidado de estos en la mitad de los casos, algo que es mas frecuente en las mujeres.
- Confirman haber sufrido una accidente de tráfico por falta de sueño en un 15% de los casos, ya sea por somnolencia (8%) o por desatención (7%). Hombres, jóvenes de 18-23 años y los que presentan apneas obstructivas del sueño son los que más accidentes por este motivo admiten.
- Afirman consumir, como sustancia estimulante más frecuente a diario, el café, con el objetivo de permanecer despiertos (43%).
Alcohol y sustancias ilegales
- Refieren consumir alcohol el menos una vez al mes en un 39% de los casos. Un 10% consume alcohol por la noche para ayudar a conciliar el sueño.
- Indican un consumo de sustancia ilegales al menos una vez al mes en un 8% en el caso de cannabis (con un 63% de uso para favorecer el sueño) y en un 6% en las drogas psicoestimulantes tipo cocaína (con un 63% de uso para mantenerse despierto). El alcohol y las drogas ilegales descritas son más consumidas por hombres. Aunque se consume más alcohol que cannabis, este último se consume en mayor medida como ayuda para dormir.
- Refieren consumir remedios sin receta como ayuda para dormir en un 15% de los casos, aunque habitualmente lo hacen menos de una vez a la semana. Un 9% usa fármacos con receta habitualmente de forma semanal.
Insomnio
- Confirman tener un problema de salud mental diagnosticado en un tercio de los casos, con la ansiedad como el más frecuente, seguido de la depresión. Un 19% atribuye su problema de salud mental como causa de su sintomatología de insomnio.
- Refieren alguno de los síntomas nocturnos o diurnos de síndrome de insomnio en un 83% y 87% respectivamente. La prevalencia de los que cumplirían criterios diagnósticos de TIC es del 12,8%. Los factores asociados a TIC son: sexo femenino, tendencia a hábitat rural, horario de trabajo por la tarde y menor tiempo al aire libre, con exposición a la luz del sol, en día laborales.
- Muestran sintomatología compatible con SSI en un 3,8 % de los casos. Se observan como factores asociados: rango intermedio de edad (24-29 años), vivir en localidades urbanas de 500.000 habitantes, tener hijos a cargo, trabajo nocturno y los turnos rotatorios, hábito de siesta (compensatoria), uso de pantallas antes de acostarse, sustitución voluntaria de horas de sueño por ocio, consumo de sustancias estimulantes para mantenerse despiertos, práctica de ejercicio físico a última hora de la tarde (> 19 h) y alimentación autocalificada como poco o nada saludable.
- Refieren sintomatología compatible con SFR en un 6,8 % de los casos. Los factores asociados son: edad de 24 a 29 años, perfil estudiantil, vivir solos en una vivienda, sustituir horas de sueño por ocio, cronotipo vespertino, umenor tiempo medio de exposición a la luz del sol, práctica de ejercicio físico a última hora de la tarde (> 19 h) y nerviosismo, estrés y desánimo.
Ronquidos y apneas
- Afirman ser roncadores y tener apneas (según testigo de su sueño) en un 11 %, tener ademá somnolencia diurna y, por tanto, sintomatología sugestiva de AOS en un 1,9 %. Los factores sociodemográficos asociados son el sexo masculino y los tramos de mayor edad, observando un mayor porcentaje de obesidad.
- Indican síntomas que podrían ser compatibles con SPI (síndrome de piernas inquietas) en un 33 %, aunque no se puede estimar la prevalencia de la entidad por falta de criterios diagnósticos incluidos.
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