Sexting y stalking. Abrimos un nuevo apartado dedicado a los Delitos a través de las redes.
Se trata de un interesante contenido que forma parte del libro Manual Básico de Criminología, de Estefanía Ros Cordón editado por Pinolia.
Te lo contamos en jupsin.com, el portal profesional exclusivo de IPDGrupo.com que te ofrece información para decidir sobre igualdad y salud.
Sexting y stalking
Estefanía Ros Cordón
El sexting es una práctica que consiste en enviar material audiovisual de carácter sexual, especialmente a través de dispositivos móviles.
En este caso, el menor crea el contenido de manera consciente y voluntaria, es él quien quiere enviarlo a la otra persona, normalmente para satisfacerla en relaciones afectivas.
El problema de esta práctica reside en el chantaje o amenaza que puede dirigirse después al menor para que realice algún tipo de acción concreta si no desea hacer públicas las imágenes o videos sexuales previamente enviados, lo que se conoce como sextorsión.
En septiembre de 2022 se detuvo a cinco adolescentes, dos chicos y tres chicas, en Elche, que se dedicaban a extorsionar a menores por Instagram: primero se ganaban su confianza a través de un perfil falso, les pedían fotos de carácter sexual y luego exigían dinero a cambio de no hacerlas públicas.
Los extorsionadores, de entre dieciséis y diecisiete años, están a la espera de juicio [en el momento de la publicación de este libro].
Stalking, hostigamiento obsesivo y persistente
El delito de stalking, también denominado hostigamiento cibernético, se refiere a la práctica que se crea cuando una persona de manera obsesiva y persistente, sigue todos los pasos de otra a través de internet y a través de llamadas, mensajes, etcétera.
El acosador puede intentar establecer contacto con la víctima por todos los medios posibles, incluso si ha sido bloqueado en algunas redes sociales, trata de contactar por todas las demás, también por medio de terceras personas o perfiles falsos.
Tres mil llamadas para controlar a la víctima
En febrero de 2022, se inició un proceso judicial en el que se piden trece años y cuatro meses de cárcel a un docentes que se obsesionó con su alumna de doce años, de tal forma que llegó incluso a llamarla en más de tres mil ocasiones, con el objetivo de controlar dónde estaba y qué hacía en todo momento.
El acusado utilizó un grupo de WhatsApp creado para comunicarse con sus alumnos -previo consentimiento de los padres y tutores- para conocer los números de teléfono de los menores y así poder ponerse en contacto con ellos de manera privada.
Control de la víctima a través de medios digitales
Con la víctima acabó manteniendo conversaciones de índole sexual, llegó a abordarla en el centro docentes para besarla y hacerle tocamientos íntimos y abusó de ella en más de una ocasión.
Respecto al control a través de medios digitales, el docente solicita a la joven conocer en todo momento con quién conversaba por WhatsApp y con quién se relacionaba, además de indicarle cómo vestirse, maquillarse o peinarse y exigiendo que siempre le pidiera permiso para cualquier acto, incluso ducharse o irse a dormir.
¡No dejes que te atrapen con el peligroso grooming!
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