A la búsqueda del sueño perdido ¿Qué pasa si vamos acumulando cada día falta de sueño? ¿Realmente nos recuperamos durmiendo después como un lirón un día entero?

Buscamos respuestas con la Dra. Irene Rubio Bollinger, especialista en Neurofisiología Clínica y en patologías del sueño del Hospital Quirónsalud Sur.

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A la búsqueda del sueño perdido

Dra. Irene Rubio Bollinger – Neurofisiología y Patologías del Sueño

Los estudios científicos que analizan este hecho nos dicen que es más difícil y lleva más tiempo de lo que pensamos.

Se ha estudiado qué pasa cuando una persona se somete a 10 días seguidos de privación parcial de sueño y después se le da una semana entera para recuperarse durmiendo.

Se ha visto que las funciones cognitivas no conseguían volver a la normalidad. La conclusión es que aumentar el sueño posteriormente a una falta de sueño no es tan eficiente como se pensaba.

Todos sabemos que dormir unas horas adecuadas es fundamental para la salud. Una privación de sueño provoca un impacto serio sobre las funciones cognitivas. La merma de pensar con claridad se va acumulando según pasan los días.

Dra. Irene Rubio Bollinger, especialista en Neurofisiología Clínica y en patologías del sueño del Hospital Quirónsalud Sur.

La cantidad de sueño que cada individuo necesita para sentirse bien varía pero, por norma general, 7 horas de sueño suelen ser suficientes para mantenerse alerta.

Pero en el mundo actual muchas personas sacrifican horas de sueño por trabajo o actividades lúdicas u otras razones.

La mayoría subestiman los efectos negativos que tiene esta disminución crónica del sueño y lo que repercute en su salud física y mental. Muchos piensan que pueden volver a recuperar el sueño perdido durmiendo más horas durante el fin de semana. Pero los científicos nos dicen que esta capacidad no es tal.

La falta de sueño es más frecuente en profesiones en las que hay que mantenerse despierto en horario nocturno o en trabajos con turnos rotatorios, sobre todo en la industria o en trabajos de cuidados de la salud.

A la búsqueda del sueño perdido
El trabajo remoto acaba en mayor descontrol de horarios de todo tipo: de comidas, de actividad física, de trabajo y descanso.

Desde que se ha ido instalando el trabajo en remoto, que además ha aumentado, se ha visto que esta falta de sueño se ha acentuado. Parece paradójico ya que supuestamente un teletrabajo permitiría ser más flexible y organizarse mejor, pero parece que ocurre lo contrario.

El trabajo remoto acaba en mayor descontrol de horarios de todo tipo: de comidas, de actividad física, de trabajo y descanso.

El teletrabajo puede hacer que creamos que tenemos más tiempo o más capacidad para abarcar más tareas, algo que acaba produciendo una merma de horas de descanso, genera patrones más irregulares de trabajo y de otros hábitos conduciendo a un descanso deficitario.

Nuestro organismo está diseñado para ser productivos durante el día y el teletrabajo puede incidir en una mala organización o una dedicación excesiva que puede acabar invadiendo horas nocturnas que necesitamos para que nuestro organismo se recupere.

A la búsqueda del sueño perdido
¿Qué pasa si vamos acumulando cada día falta de sueño? ¿Realmente nos recuperamos durmiendo después como un lirón un día entero?

Subestimamos los efectos nocivos que tiene esta merma de descanso. Afecta a la concentración, el humor, las relaciones sociales y de pareja o familiares, así como a nuestro sistema cardiovascular, endocrinológico, etc., aumentando las posibilidades de enfermar.

Los estudios científicos muestran que tras 7 días de recuperación de sueño posterior a 10 días de restricción parcial de sueño se recupera del todo únicamente la velocidad de reacción frente a un estímulo. Los aspectos comportamentales, locomotores y otros aspectos neuropsicológicos no volvían completamente a la normalidad.



Estos hallazgos nos hacen incidir en que debemos prestar atención a nuestra necesidad fisiológica de dormir bien y suficiente, pero de una manera regular a lo largo de todos los días de la semana en la medida de lo posible.

La regularidad en muchos de nuestros hábitos de comida, ejercicio, descanso, etc. es lo que más impacto tiene en nuestra salud física y mental.

Nuestro organismo se rige por ritmos biológicos que siguen un patrón regular para mantener un equilibrio y así mantenernos saludables. Si forzamos o alteramos estos ritmos el cuerpo se resentirá y muchas de nuestras funciones no se realizarán correctamente.

Por ello, los expertos en sueño recomendamos seguir las pautas de higiene del sueño porque implican regularidad y patrones de conducta que favorecen un buen descanso y por tanto mejoran nuestra salud.

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