¿Alquilarías un amigo para evitar la soledad? ¿Por qué las PAS son especialmente vulnerables a la soledad moderna?
Abordamos en este artículo un nuevo aspecto de las Personas Altamente Sensibles. En 2025, seguimos aprendiendo sobre el significado de ser PAS.
Nos queda mucho por conocer. Para ello, contamos con la colaboración de la Asociación de Psicólogos y Profesionales de Alta Sensibilidad (PAS España).
Ser una persona altamente sensible no es una desventaja, sino una forma profunda de estar en el mundo, con una capacidad única para captar matices emocionales, conectar con los demás y reflexionar con profundidad.
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¿Alquilarías un amigo pare evitar la soledad?
Dra. Manuela Pérez Chacón
La práctica de alquilar un amigo en Japón pone encima de la mesa dos cuestiones que, como psicóloga experta en Alta Sensibilidad, me preocupan profundamente:
- Por un lado, el impacto psicológico y social de la soledad crónica en sociedades avanzadas.
- Y por otro, la manera en que la cultura digital y las transformaciones del vínculo interpersonal están configurando nuevas formas de relación y de acompañamiento como negocio, que resultan especialmente relevantes para las personas altamente sensibles (PAS).
A continuación, expongo reflexiones clínicas y sociales basadas en una mezcla de observación, teoría y recomendaciones prácticas sobre por qué este fenómeno nos requiere como profesionales y qué podemos hacer para prevenir y acompañar.
¿Por qué las PAS son especialmente vulnerables a la soledad moderna?
Las PAS procesan la información sensorial y emocional con mayor profundidad. Notan matices afectivos, se conmueven con facilidad, y necesitan intimidad y congruencia en las relaciones para sentirse realmente conectadas.
En contextos donde la interacción se empobrece, influida por mensajes superficiales, likes en lugar de abrazos, encuentros cada vez más transaccionales, la experiencia subjetiva de vacío que sufren las PAS suele ser más intensa.
No es sólo que tengan menos amigos, también las conexiones superficiales les resultan emocionalmente insatisfactorias e incluso dolorosas.
Destaca la falta de reciprocidad, las conversaciones superfluas y la falta de disponibilidad en lo emocional que conduce a una sensación de disonancia.

La paradoja de la hiperconectividad
Las PAS, respecto a las relaciones, suelen cuidar la calidad más que la cantidad. Las redes sociales, sin embargo, promueven la amplitud sin profundidad. Para una PAS, ver amistades digitales que no producen intimidad puede acentuar la sensación de aislamiento.
En este caso, la soledad se vuelve más visible y, en cierto modo, más humillante. Además, el procesamiento empático intenso puede hacer que la sobreexposición a contenidos ajenos (sufrimiento de otros, confrontaciones morales, noticias negativas, etc.) consuma recursos emocionales, dificultando la inversión en relaciones interpersonales reales.
El mercado del acompañamiento y sus riesgos
Que exista una industria que alquila amigos responde a una necesidad legítima. La demanda de escucha, compañía y presencia. Pero desde la perspectiva de la salud mental esto plantea riesgos.
Para las PAS, la compañía simulada puede proporcionar alivio momentáneo, ya que la persona se siente escuchada y vista. Sin embargo, no satisface la necesidad de reciprocidad auténtica.
Además, la relación mercenaria corre el riesgo de reforzar expectativas desiguales: «si puedo pagar compañía, ¿por qué esforzarme en construir vínculos reales?».
Hay también un componente ético y simbólico, la mercantilización del afecto puede trivializar el valor social de la empatía y la solidaridad.
Género, envejecimiento y trayectorias de vida
El negocio de alquilar amigos implica que la mayoría de clientes en Japón son mujeres. Esto tiene sentido si pensamos en trayectorias vitales. Las mujeres, y dentro de ellas muchas PAS, tienden a invertir en relaciones significativas y sufren de forma aguda cuando éstas fallan.
Además, las transiciones cruciales, tales como el fin de estudios, la maternidad, el divorcio o la jubilación, pueden dejar huecos relacionales que la sociedad productiva no compensa.
Para una PAS que ha construido su vida alrededor de intimidades profundas, el aislamiento no es simplemente aburrimiento, puede suponer una amenaza a su sentido de coherencia personal.

Implicaciones psicológicas, qué hacer en consulta
Desde el ámbito de la psicología se puede comenzar incorporando en la evaluación clínica preguntas específicas sobre calidad en las relaciones de amistad, no sólo número de amigos y sobre cómo la persona experimenta la reciprocidad emocional.
Algunas preguntas útiles pueden ser.
- «¿Con quién sientes que puedes ser tú sin filtros?».
- «¿Qué tipo de interacción te nutre y cuál te agota?».
Así mismo, es útil explicar que su forma de sentir no es una deficiencia, sino una configuración que requiere estrategias relacionales distintas, tales como, más tiempo para procesar, límites claros, espacios de recuperación cuando la experiencia supone sobreestimulación.
También un entrenamiento en habilidades sociales específicas, no para volver a una persona insensible, sino para aprender a iniciar, mantener y profundizar vínculos de manera gradual. Por ejemplo, generando comunicación asertiva, pedir encuentros presenciales, fomentar un vínculo óptimo y sano, que funcionen mejor que el chat de whatsapp o de meta.
Pequeños pasos de calidad más que de cantidad
Muchas PAS idealizan la intimidad, por eso es útil trabajar creencias sobre la perfección relacional y fomentar modelos realistas de reciprocidad.
Para PAS con timidez o miedo al rechazo, planificar pequeños pasos (un café con una conocida, participar en un grupo temático) con enfoque en la calidad de la experiencia más que en la cantidad.
Enseñar estrategias de autorregulación, tales como respiración, relajación, descanso sensorial o límites en redes, para que la persona no se agote en relaciones que no funcionan.
Intervenciones comunitarias y preventivas.

Muerte por soledad
No todo depende del terapeuta. Políticas y diseños comunitarios pueden disminuir el riesgo de kodokushi (muerte por soledad).
Ideas tales como, urbanismo que facilite encuentros casuales de calidad, espacios públicos que inviten a sentarse y conversar, programas intergeneracionales, clubes temáticos presenciales y talleres presenciales de arte, lectura, etc. que promuevan conexiones significativas.
Para PAS, los grupos pequeños y estructurados suelen funcionar mejor que grandes eventos ruidosos.
La tecnología como herramienta, no como sustituto
Podemos usar la tecnología para reforzar la conexión auténtica, grupos online que luego se conviertan en encuentros presenciales y plataformas que fomenten la vulnerabilidad compartida.
Pero hay que enseñar a las PAS a gestionar su uso, respecto a horarios, límites y criterios para diferenciar contacto significativo de ruido emocional.
Ética clínica ante el empleo de compañía contratada
Si un paciente llega a consulta contando que alquila compañía, lo importante es evitar juicios. Necesita un alivio temporal de la soledad, práctica social, soporte en crisis. Desde allí, trabajar para que la persona aumente alternativas sostenibles y recíprocas.
Aceptar que, en algunos momentos, la compañía comercial puede tener una función adaptativa breve. El objetivo terapéutico será ampliar el repertorio en las relaciones.

Invitación a diseñar relaciones sociales que respeten la sensibilidad
La cifra de kodokushi y la existencia de servicios de acompañamiento pagado son un síntoma de aquello que hemos construido, de formas de vida y tecnología que erosionan el tejido en las relaciones sociales.
Para las PAS, esto supone un doble desafío, mayor sensibilidad al vacío relacional y mayor necesidad de intimidad auténtica.
Pero también una oportunidad, si entendemos y trabajamos por la calidad del contacto humano, podemos transformar políticas, prácticas comunitarias y estrategias clínicas para que la presencia humana vuelva a ser un recurso compartido, no un producto que se compra por hora.
Como psicólogos y profesionales, nuestra tarea es acompañar a las PAS a encontrar espacios seguros donde la profundidad emocional sea recibida, y a la sociedad, a recordar que la empatía y la compañía son bienes públicos imprescindibles.
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