Adolescentes altamente sensibles entre likes y filtros de la era digital. Abordamos en este artículo un nuevo aspecto de las Personas Altamente Sensibles.
En 2025, seguimos aprendiendo sobre el significado de ser PAS. Nos queda mucho por conocer. Para ello, contamos con la colaboración de la Asociación de Psicólogos y Profesionales de Alta Sensibilidad (PAS España).
Ser una persona altamente sensible no es una desventaja, sino una forma profunda de estar en el mundo, con una capacidad única para captar matices emocionales, conectar con los demás y reflexionar con profundidad.
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Adolescentes altamente sensibles entre likes y filtros de la era digital
Dra. Manuela Pérez Chacón
Reflexiones de una psicóloga sanitaria PAS sobre adolescentes, pantallas y sensibilidad
En mi consulta de psicología, hace pocos días, atendí a una adolescente que, al describir cómo vivía su día a día, me recordó mucho a lo que yo misma, como PAS, experimentaba a su edad.
Me contaba que un simple comentario en clase podía quedarse rebotando en su cabeza durante días, o que un mal día se le convertía en una tormenta emocional casi infinita.
Mientras la escuchaba, no solo la comprendía como profesional, sino también desde ese lugar profundo de quien sabe lo que es sentir todo más, con más intensidad, más profundidad, más carga.
Esa capacidad de resonar con lo que otros ignoran y que para muchos puede parecer exagerada o débil es, en realidad, una forma distinta de estar en el mundo.
Pero también una forma de vivir muy agotadora. Especialmente ahora, cuando los adolescentes viven bombardeados por estímulos constantes, por pantallas que nunca descansan, por redes sociales que no les permiten ni un segundo de silencio interior.
Desde ese lugar de comprensión, veo lo difícil que se ha vuelto poder sostenerse en la era tecnológica actual, encontrar equilibrio siendo PAS y mantenerse presentes sin sentirse abrumados.
Al leer una noticia me removió profundamente el sentimiento de protección y responsabilidad hacia los jóvenes y adolescentes, tanto como madre y como psicóloga.

Problema de salud pública de primer orden
Las principales sociedades médicas de España, pediatras, psiquiatras, neurólogos y psicólogos, se han unido para decir, alto y claro, que la sobreexposición a pantallas en niños y adolescentes es un problema de salud pública de primer orden.
No estamos hablando solo de ver mucho TikTok o de jugar con la consola hasta tarde. Estamos hablando de un impacto real que desemboca en ansiedad, alteraciones del sueño, desregulación emocional, agresividad, dificultades en el lenguaje y hasta conductas autolesivas.
Y no lo dicen «los de siempre que exageran», lo dicen los profesionales que cada día vemos cómo esto se traduce en crisis, en síntomas, en sufrimiento.
Adicción a las pantallas
Ahora sabemos que, como PAS, todo esto se siente multiplicado. Porque la sobreestimulación, que ya de por sí es difícil de gestionar, se convierte en algo constante, diario y sin tregua.
Las pantallas están hechas para captar nuestra atención, para bombardearnos con estímulos rápidos, intensos, brillantes. Como dicen los neurólogos, funcionan como máquinas tragaperras: cada «me gusta», cada notificación, cada historia que se desliza, activa el sistema dopaminérgico.
El problema es que eso no solo genera adicción, sino que entorpece la capacidad de concentración, memoria y aprendizaje, algo especialmente crítico en adolescentes cuyo cerebro aún está en formación.
PAS no es debilidad, es sensibilidad
Y ahora viene mi preocupación mayor: ¿qué pasa cuando ese cerebro pertenece a un adolescente PAS?Pues que ese adolescente, más sensible de lo habitual a los estímulos, se ve constantemente sobreestimulado.
Las luces, los sonidos, los contenidos emocionales fuertes, las comparaciones en redes y los comentarios hirientes. Todo eso penetra más, cala más hondo. No es debilidad, es sensibilidad.
El sistema nervioso de las personas altamente sensibles está más activo, más alerta. Y eso que para otros puede ser «solo una tarde de scroll» para ellos puede acabar siendo una crisis de ansiedad, un bajón emocional o un estado de bloqueo.

Atrapados en un mundo virtual
En consulta lo veo cada vez más. Adolescentes que no saben estar en silencio, que se sienten incómodos si no tienen el móvil en la mano, que se comparan con vidas irreales en Instagram o que se angustian si su vídeo no tiene las visualizaciones que esperaban.
Jóvenes que están tristes, apáticos, irritables, que quieren ser populares y no lo consiguen. Pero que no pueden ni quieren desconectar de ese mundo virtual. Y en muchos casos, también veo otra cosa que me preocupa, la desesperanza.
La trampa del «no valgo», «no sirvo», «no puedo»
Cuando un joven no encuentra un lugar en el mundo, cuando siente que no encaja, cuando no sabe cómo gestionar todo lo que siente, y encima se compara con filtros que muestran una felicidad constante e inalcanzable, es fácil caer en la trampa del «no valgo», «no sirvo», «no puedo».
Y aquí es donde entra el verdadero peligro. Porque muchos de estos adolescentes llegan a verbalizar ideas como «ojalá no existiera», «me gustaría desaparecer», «no le importo a nadie». Son frases que escuchamos más de lo que quisiéramos, y que muchas veces esconden un malestar profundo, sostenido, crónico.
Lo más preocupante es escuchar cada vez más adolescentes que están pensando en quitarse la vida. Y no es por debilidad. Es porque no encuentran espacios de descanso emocional, ni referentes auténticos, ni tiempo de calidad para escucharse.
Silencio, calma, relaciones profundas…
Los PAS necesitamos silencio, calma, relaciones profundas, entornos que respeten nuestra forma de sentir. Pero la sociedad actual y especialmente la que vive en las pantallas, no ofrece nada de eso.
Ofrece ruido constante, imágenes editadas, exigencias de productividad, multitarea, conexión 24/7. Una locura para cualquiera, pero especialmente para quienes sienten más intensamente.
Y esto vale tanto para los adolescentes como para los profesionales que los acompañamos. Porque ser psicóloga PAS tiene muchas ventajas, pero también un precio emocional alto. A veces, al final del día, me siento emocionalmente drenada. Pero también agradecida, porque sé que puedo conectar desde un lugar muy humano, muy empático, muy real.
Plataforma Control Z
Por eso celebro esta iniciativa de las sociedades médicas y la creación de la Plataforma Control Z.
Me parece fundamental poner límites, promover un uso saludable de la tecnología, recuperar la conversación cara a cara, la conexión con la naturaleza, el aburrimiento creativo, el cuerpo en movimiento.
No se trata de demonizar las pantallas, pero sí de ponerlas en su sitio. Que estén al servicio de la vida actual, y no al revés.

Proteger la salud mental de nuestros jóvenes
Mi mensaje final, como psicóloga infanto-juvenil y de personas altamente sensibles, es claro: no podemos seguir ignorando el coste emocional de esta hiperconexión.
No podemos seguir medicalizando a adolescentes que están simplemente reaccionando a un entorno insostenible. Y no podemos seguir culpabilizando a las familias que, muchas veces, también están atrapadas en este ritmo.
Necesitamos un cambio colectivo. Necesitamos poner el foco en la prevención, en la educación emocional, en el acompañamiento sensible. Porque si no lo hacemos, seguiremos perdiendo lo más valioso, se trata de la salud mental de nuestros jóvenes y su esperanza de vida y proyectos de futuro.
Consejos para padres y madres
Ser madre o padre hoy en día implica enfrentarse a desafíos que hace apenas una década ni imaginábamos. Uno de los más grandes y silenciosos es el uso excesivo de pantallas por parte de niños y adolescentes.
No hablamos solo de entretenimiento: hablamos de cómo el tiempo frente a un móvil, una tableta o un ordenador está moldeando su forma de sentir, de dormir, de relacionarse, de verse a sí mismos.
Límite al tiempo frente a las pantallas
Lo primero, decir que el tiempo frente a las pantallas necesita un límite claro. Las sociedades médicas lo dicen, más de dos horas diarias empieza a tener efectos negativos en la salud física y mental.
Se trata de dar su lugar a la tecnología. Poner horarios, decidir juntos qué se puede ver y qué no, o bien, evitar el uso justo antes de dormir, son pequeños cambios que pueden marcar una gran diferencia.
Respetar el tiempo de sueño
Y precisamente hablando de dormir, el descanso es sagrado. Cuando un adolescente se duerme tarde porque está enganchado al móvil, no solo se levanta cansado, también está más irritable, más reactivo, más vulnerable emocionalmente.
Es importante que las pantallas no estén presentes en la cama. Idealmente, ni siquiera en la habitación.
Diálogo sobre el uso de redes sociales
Otra clave es hablar con ellos sobre lo que sienten cuando usan redes sociales. No desde el juicio, sino desde la curiosidad: «¿Qué te ha hecho sentir ese vídeo?», «¿Has visto algo hoy que te incomodara?», «¿Te has comparado con alguien?».
Muchas veces, detrás de esas horas en el móvil hay una búsqueda de pertenencia, de validación, de evasión. Escuchar sin corregir de inmediato es, muchas veces, la mejor estrategia.

Crear espacios sin pantallas en casa
También ayuda mucho crear espacios sin pantallas compartidos en casa. Por ejemplo, las comidas, una tarde a la semana para juegos, cocina o simplemente una conversación. No hace falta que sean grandes planes.
Lo importante es demostrar con hechos que se puede disfrutar sin tecnología de por medio. También el ejemplo del adulto cuenta muchísimo. Si los padres también dejan el móvil a un lado, el mensaje cala más hondo.
Momentos diarios de calma sensorial
En el caso de adolescentes PAS, es fundamental que tengan momentos diarios de calma sensorial, tales como pasear, dibujar, leer, tocar música, incluso aburrirse un rato.
Las personas altamente sensibles necesitan bajar el volumen del mundo para recuperar equilibrio. El exceso de estímulos les puede dejar agotados emocionalmente, sin saber muy bien por qué.
Educación sobre el contenido online
Otra recomendación muy valiosa es educarlos sobre el contenido que consumen. Ayúdales a entender que muchas imágenes están editadas, que la vida perfecta que ven es solo una parte de la historia, que no todo lo que ven en redes es real ni saludable. Esto es clave para proteger su autoestima y su autoconcepto.
No hay que dramatizar, pero sí tomar en serio
Y si notas cambios preocupantes, tales como aislamiento, irritabilidad extrema, pérdida de interés, insomnio o comentarios del tipo “no valgo para nada” o “ojalá no existiera”, no lo ignores. Estas frases son llamadas de atención. No hay que dramatizar, pero sí tomar en serio. Consultar con un profesional puede marcar la diferencia.
Los adolescentes necesitan adultos que les escuchen, que les ayuden a entenderse, no solo padres y madres que les corrijan. Ser ese refugio donde puedan contar lo que les pasa sin miedo a ser juzgados, corregidos o castigados. Finalmente, recuerda que la presencia emocional es la herramienta más poderosa.
Todo lo que necesitas saber sobre las Personas Altamente Sensibles (PAS)
Dra. Manuela Pérez Chacón, presidenta de PAS España
La Dra. Manuela Pérez Chacón es Licenciada en Psicología con dos especialidades, industrial y clínica, por la Universidad nacional de Educación a distancia. Es Doctora en Psicología de los Recursos Humanos por la Universidad de Sevilla.

En el área de la salud, es fundadora y miembro de la Unidad de Salud Mental del Hospital Jerez Puerta del Sur. Trabaja realizando psicoterapia cognitivo conductual. Pertenece al Colegio de Psicólogos de Andalucía Occidental.
En el área de la Psicología Industrial, es fundadora y miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Técnicos en Prevención de Riesgos Laborales de Andalucía. Trabaja e investiga en riesgos psicosociales. Tiene experiencia como profesora ayudante en la Universidad Internacional de la Rioja.
En el área de la Psicología de la Personalidad, es fundadora y preside la Asociación de Psicólogos y Profesionales de Alta Sensibilidad (PAS España). Trabaja la difusión y divulgación científica de la Sensibilidad de Procesamiento sensorial, colaborando en medios de comunicación, tales como RNE, TVE o El País y ahora con jupsin.com, IPDGrupo.com.
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