El cambio climático agudiza la violencia de género. Y también limita la eficacia de los mecanismos de protección. No solo es una cuestión de crisis ecológica, aseguran los expertos en derechos humanos.
«Cuando los desastres golpean, las comunidades pueden recurrir a acciones de supervivencia negativas, como la trata, la explotación, el matrimonio infantil o el abandono escolar», advierten.
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El cambio climático agudiza la violencia de género
El cambio climático y la degradación ambiental aumentan el riesgo y la incidencia de la violencia contra las mujeres y las niñas.
Sus consecuencias acumulativas violan los derechos de esos colectivos, alerta Reem Alsalem, relatora especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, sus causas y consecuencias.
Reem Alsalem presentó a la Asamblea General de las Naciones Unidas un informe en el que explica las formas dañinas en que la violencia contra las mujeres y las niñas se entreteje con los fenómenos sociopolíticos y económicos, los conflictos armados, el desplazamiento y la escasez de recursos.
Y cuando alguno de éstos se combina con el cambio climático, el resultado es la exacerbación de la vulnerabilidad de esos grupos poblacionales.
Discriminación de género
El documento recuerda que la violencia contra las mujeres y las niñas es una forma generalizada de discriminación de género que afecta a un tercio de las mujeres en el transcurso de su vida, impidiéndoles disfrutar de sus derechos y libertades en igualdad de condiciones con los hombres.
Alsalem argumenta que el impacto del cambio climático acentúa todos los tipos de violencia contra las mujeres y las niñas, desde la física y psicológica hasta la económica.
Además, limita la disponibilidad y eficacia de los mecanismos de protección y debilita la capacidad de prevenir los abusos contra ellas.
Pese a la gravedad de la situación y a la conciencia creciente sobre el impacto de la crisis climática en las mujeres y las niñas, esto no se ha reflejado lo suficiente en las políticas mundiales, regionales y nacionales, lamenta la experta.
Multiplicador de amenazas
«El cambio climático es el multiplicador de amenazas más importante para las mujeres y las niñas, con impactos de gran alcance en formas nuevas y en las ya existentes de desigualdades de género», sostiene Alsalem.
La experta afirma que el cambio climático “no es sólo una crisis ecológica, sino fundamentalmente una cuestión de justicia, prosperidad e igualdad de género”. Y que está “intrínsecamente vinculado e influenciado por la desigualdad estructural y la discriminación”.
Para apoyar esta aseveración, refiere que cuando los desastres de inicio lento o repentino golpean y amenazan los medios de subsistencia, las comunidades pueden recurrir a mecanismos de supervivencia negativos:
- trata
- explotación sexual
- prácticas nocivas como el matrimonio precoz o infantil
- abandono escolar
Todo esto atropella los derechos de las mujeres y las niñas y las coloca en escenarios de alto riesgo.
Violencia de género tras los desastres
El informe indica que aunque los parámetros de los estudios difieren, se ha detectado un aumento de la violencia tras los desastres, incluida la violencia sexual contra las mujeres.
Y esto, en contextos tan variados como el huracán Katrina en 2005 en Nueva Orleans, Estados Unidos, y el terremoto de Haití en 2010, entre muchos otros ejemplos recientes.
Precisa que la probabilidad de sufrir violencia se multiplica cuando las mujeres y las niñas están desplazadas o en refugios de emergencia, donde la contingencia restringe su capacidad de acceder a los mecanismos de denuncia y protección.
Explotación sexual a cambio de alimentos
«El acceso limitado a refugios seguros ha disuadido a las mujeres y niñas de evacuar zonas de riesgo y ha tenido como resultado fallecimientos por razón de género», apunta.
La pérdida de medios de subsistencia y la escasez de recursos resultantes de los desastres naturales a gran escala o a la degradación ambiental de evolución lenta empujan a las mujeres y las niñas a la explotación sexual a cambio de alimentos y recursos naturales, como agua o combustible.
Además, la escasez de agua provocada por las sequías obliga a las mujeres y las niñas a recorrer distancias más largas en zonas desconocidas o sin las garantías habituales, como viajar en grupo o durante el día.
Violencia sexual
En varios países las mujeres se ven sometidas a peticiones de favores sexuales y amenazas de violencia sexual y violaciones en los puntos de recolección de agua.
Hay numerosos relatos de mujeres y niñas que han sido atacadas, violadas o maltratadas psicológicamente mientras buscaban leña o agua.
La relatora especial también reportó los grupos de mujeres y niñas que están en particular riesgo y a menudo sin protección:
- Defensoras de los derechos humanos y ambientales
- Indígenas
- Diversas identidades de género y orientaciones sexuales,
- Mayores
- Con discapacidad
- En situación de pobreza
- Desplazadas por la fuerza
Derechos humanos como base de la respuesta al cambio climático
«A pesar del daño irreparable y significativo al bienestar de las mujeres y las niñas, se necesitan más esfuerzos y recursos para comprender el nexo entre el cambio climático y la violencia contra las mujeres y las niñas», subraya Alsalem.
En este sentido, insta a la comunidad internacional a redoblar su compromiso con la igualdad de género y anclar en los derechos humanos la respuesta al cambio climático y la mitigación del riesgo de desastres.
Bienestar y derechos de las mujeres y las niñas
La experta asevera que para que los esfuerzos concertados contra el cambio climático sean verdaderamente sensibles al género, deben abordar las vulnerabilidades de las mujeres y las niñas basándose en el reconocimiento de su interés en el espacio político.
«El bienestar y los derechos de las mujeres y las niñas no deben quedar en segundo plano, deben colocarse en el centro de las políticas y las respuestas», puntualiza.
Según Alsalem, la respuesta global al cambio climático y la degradación ambiental puede dejar de reforzar un círculo vicioso y ser de verdad transformadora si incluye un enfoque de género sólido.
* Los relatores especiales forman parte de los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos.
Los Procedimientos Especiales, el mayor órgano de expertos independientes del sistema de derechos humanos de la ONU, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y supervisión establecidos por el Consejo para abordar situaciones específicas de países o cuestiones temáticas en todo el mundo.
Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno y organización y actúan a título individual.
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