
La urgencia silenciosa de cuidar la infancia sensible. Abordamos en este artículo un nuevo aspecto de las Personas Altamente Sensibles. En 2025, seguimos aprendiendo sobre el significado de ser PAS.
Nos queda mucho por conocer. Para ello, contamos con la colaboración de la Asociación de Psicólogos y Profesionales de Alta Sensibilidad (PAS España).
Ser una persona altamente sensible no es una desventaja, sino una forma profunda de estar en el mundo, con una capacidad única para captar matices emocionales, conectar con los demás y reflexionar con profundidad.
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La urgencia silenciosa de cuidar la infancia sensible
Dra. Manuela Pérez Chacón
Cuando leo un artículo con datos como «las citas de Psicología y Psiquiatría infantil aumentan hasta un 25% durante el inicio del curso escolar», me moviliza un doble sentimiento.
Por un lado, la satisfacción de que se reconozca que la salud mental infantil requiere atención y que los padres/madres estén más dispuestos a buscar ayuda. Y por otro, la responsabilidad que asumimos como profesionales de la Psicología y que nos lleva a preguntarnos ¿qué hay detrás de ese «hasta un 25%»?
¿Cuáles son los factores que emergen y cómo pueden afectar, en particular, a las niñas y niños que son altamente sensibles (NAS) y a las personas altamente sensibles (PAS)?
Bienestar, resiliencia y gestión de la vulnerabilidad
Como psicóloga sanitaria con experiencia en PAS y NAS, mi lente de observación está entrenada para ver como la sobreestimulación, la sensibilidad emocional y la interconexión entre ambiente interno y externo operan en la vida cotidiana de estas personas.
Bajo esa mirada, quiero plantear reflexiones tomando ese artículos como punto de partida para subrayar la importancia del bienestar, la resiliencia y una gestión saludable de la vulnerabilidad.

Síntomas como ansiedad, miedos, irritabilidad, dificultades de atención, déficits en habilidades sociales, las rutinas, el uso de pantallas, el estrés de readaptación y el mal uso de redes sociales pueden incidir en este fenómeno.
Desde mi experiencia con niños y adolescentes altamente sensibles, me interesa observar cómo algunas de esas manifestaciones tienen particular relevancia.
Sobreestimulación en los niños altamente sensibles
Los NAS suelen experimentar una sobreestimulación cuando los entornos cambian, por ejemplo, nueva clase al comienzo del curso, más exigencia académica, o bien, nuevas experiencias sociales. Esa transición puede disparar síntomas tales como fatiga emocional, irritabilidad o dificultad para concentrarse.
La vuelta al cole significa, en ocasiones, reanudar exigencia académicas, sociabilización, cambio de horarios, encuentros con estímulos diversos tales como ruidos, luces o multitud. Todo esto puede llegar a sentirse como una montaña de presión para un sistema nervioso más permeable.
Acumulación de pequeños estresores
En muchos casos, los síntomas de ansiedad o depresión no emergen de un «evento grande» sino de la acumulación de pequeños estresores, tales como el cansancio, dormir menos, sensibilidad creciente al ruido o problemas de interacción social.
Algunas medidas preventivas serían restablecer rutinas, reducir progresivamente el uso de pantallas, validar emociones y acompañar al niño emocionalmente. Estas recomendaciones tienen sentido y son útiles como primeros pasos. Sin embargo, como experta en sensibilidad, también me pregunto:
- ¿Cómo podemos individualizar estas recomendaciones para los NAS?
- ¿Cuánta gente queda fuera del sistema sanitario que no accede a consultas de psicólogos y psiquiatras cuando los síntomas persisten?
- ¿Qué mecanismos estructurales en educación, sanidad o en servicios sociales podrían suavizar esa alta demanda de profesionales en Alta Sensibilidad?

El concepto de bienestar
Ser una persona altamente sensible implica una mayor amplitud emocional, mayor conexión con estímulos sutiles, una profunda capacidad empática. Pero esa misma cualidad exige cuidados específicos.
Aquí es donde entra el concepto de bienestar. Ya que, bienestar no es simplemente «ausencia de malestar», sino un equilibrio dinámico ente recursos internos (autoconocimiento, regulación emocional, sentido de propósito) y recursos externos (apoyo social, ambiente adecuado, acompañamiento profesional).
Bienestar en los NAS
En el caso de los NAS, el bienestar depende en gran medida de que los entornos como el aula escolar o su hogar respeten sus ritmos, les ofrezcan espacios de recuperación y eviten la sobreestimulación de forma persistente.
Cuando vemos que muchos niños comienzan el año escolar con síntomas psicológicos, podemos interpretarlo como una señal de que el umbral de tolerancia fue rebasado. En individuos con sensibilidad más alta, ese umbral es más estrecho.
Por eso, la vuelta al cole no puede entenderse solo como un evento académico sino también como un momento de riesgo psicológico si no se acompaña con prevención, flexibilidad y gestión emocional.
Fomentar recursos sociales y avanzar e la divulgación
Desde la Psicología, uno de los retos más grandes de la sociedad es valorar el cuidado, atender a tiempo, evitar el riesgo de desarrollo de un trastorno y mirar de frente realidades o temas que han sido tabú durante mucho tiempo, tales como el suicidio.
Para los PAS/NAS, muchas de esas expectativas externas pueden sentirse como presiones difíciles de sostener. Por eso, promover bienestar requiere fomentar recursos sociales y avanzar en la divulgación.

Ganar en fortaleza, no simplemente aguantar
Para alguien altamente sensible, no se trata de que las dificultades desaparezcan, sino de que cuente con recursos internos y externos para sostenerse.
En el marco de la sensibilidad, el periodo de adaptación al inicio del curso escolar puede requerir distintas intensidades dependiendo del niño.
Un NAS puede necesitar más acompañamiento, espacios de pausa, validación, explicita, estrategias de autorregulación, tales como respiración, expresión artística o apoyo entre iguales, para que esa adaptación no se convierta en crisis.
Fomentar la resiliencia del alumnado implica dotar al menor de lenguaje emocional, enseñarle recursos de autorregulación, entrenarle en el control del tiempo, facilitarle redes de amistad, o bien, ser modelos adultos de autocompasión.
Cuando las consultas de los psicólogos aumentan, no basta con atender a quienes llegan, hay que fortalecer la prevención activa para que menos jovenes lleguen al umbral de crisis.
Estrategias preventivas sistémicas
Todo ello nos recuerda que no es solo una cuestión privada o familiar, sino también institucional. Si los centros educativos estuvieran advertidos de que septiembre puede implicar un aumento de carga emocional, podrían incorporarse estrategias preventivas sistemáticas.
Tal como periodos de «vuelta suave» con menos carga curricular, actividades de contacto grupal moderado, dinámicas lúdicas y de expresión emocional. Así como espacios de descanso sensorial, rincones tranquilos, aulas con regulación de ruido/luz, posibilidad de pausas sensoriales.
También formación para docentes en reconocimiento emocional, señales de sobrecarga y extrategias de acompañamiento sin patologizar, sino desde la sensibilidad. Y, por último, protocolos de coordinación escculea-familia-terapia cuando se detectan signos prolongado de malestar emocional o retraimiento.

Amortiguadores y no multiplicadores de estrés
Cuando la demanda de consultas psicológicas «sube», parte del trabajo está en robustecer los entornos para que se conviertan en amortiguadores en lugar de multiplicadores de estrés.
Como psicóloga sanitaria experta en PAS y NAS, el artículo me confirma algo que ya veo en mi consulta: los periodos de transición, como la vuelta al colegio, son momentos críticos para quienes tienen sistemas más permeables.
Pero también me da esperanza, ya que el aumen to de consultas indica que más familias están dispuestas a reconocer que la salud mental importan, que no todo malestar debe «aguantarse», que buscar ayuda no es señal de debilidad.
Cuidar la fuerza interior con inteligencia y ternura
El bienestar, desde esta visión, no es una meta estática sino un viaje de autorregulación, acompañamiento y resiliencia. En un mundo que a menudo exige que «aguantes» quienes tenemos la suerte o el reto de la sensibilidad más intensa podemos aprender a cuidar esa fuerza interior con inteligencia y ternura.
Que el hecho de que más niños, niñas y jóvenes acudan a consulta no nos alarme, sino que nos movilice a reforzar redes, empatía y cultura emocional.
Todo lo que necesitas saber sobre las Personas Altamente Sensibles (PAS)
Dra. Manuela Pérez Chacón, presidenta de PAS España
La Dra. Manuela Pérez Chacón es Licenciada en Psicología con dos especialidades, industrial y clínica, por la Universidad nacional de Educación a distancia. Es Doctora en Psicología de los Recursos Humanos por la Universidad de Sevilla.

En el área de la salud, es fundadora y miembro de la Unidad de Salud Mental del Hospital Jerez Puerta del Sur. Trabaja realizando psicoterapia cognitivo conductual. Pertenece al Colegio de Psicólogos de Andalucía Occidental.
En el área de la Psicología Industrial, es fundadora y miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Técnicos en Prevención de Riesgos Laborales de Andalucía. Trabaja e investiga en riesgos psicosociales. Tiene experiencia como profesora ayudante en la Universidad Internacional de la Rioja.
En el área de la Psicología de la Personalidad, es fundadora y preside la Asociación de Psicólogos y Profesionales de Alta Sensibilidad (PAS España). Trabaja la difusión y divulgación científica de la Sensibilidad de Procesamiento sensorial, colaborando en medios de comunicación, tales como RNE, TVE o El País y ahora con jupsin.com, IPDGrupo.com.
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