Las mujeres ‘crecen’ despacio con el auge de la transición energética. En España, las mujeres alcanzaron el 38,1% de los nuevos empleos en este sector entre 2015 y 2021, con un total 58.136 puestos de trabajo.

El dato adquiere relevancia si tenemos en cuenta que en Europa el porcentaje es del 34%, un poco inferior al de nuestro país. Pero la brecha de género existe y queda mucho por hacer. La evolución es positiva, pero demasiado lenta.

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Las mujeres ‘crecen’ despacio con el auge de la transición energética

La participación de las mujeres en el empleo de las actividades vinculadas a esta transición fue del 18,2% en el año 2022, teniendo en cuenta que ese mismo año el empleo femenino supuso el 47% en el conjunto de la economía.

Este es otro de los principales datos que aporta el estudio ‘El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España’, publicado por Fundación Naturgy, en colaboración con el Instituto para la Transición Justa (ITJ).

Se trata del primer informe que proporciona un diagnóstico ajustado y completo sobre la situación de la mujer en el mercado laboral vinculado a la transición energética, utilizando una multiplicidad de fuentes estadísticas.

‘El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España’ – Fundación Naturgy.

Igualdad de condiciones de empleo

El análisis ha sido desarrollado por Abay Analistas y la politóloga Cristina Monge ha coordinado al equipo de personas expertas.

El documento se presentó en un coloquio inaugurado por la directora del ITJ, Laura Martín:

«Tenemos que seguir trabajando para que las mujeres formen parte activa de la transición energética, facilitar su acceso al empleo en todos los sectores y subsectores de esta transformación y velar por la igualdad de condiciones de este empleo. Hacerlo requiere el trabajo conjunto de la administración, agentes sociales y comunidades científica y educativa».

El estudio ‘El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España’ se presentó en un coloquio inaugurado por la directora del ITJ, Laura Martín, con diversas invitadas y moderado por Arturo Larena, director de EFEVERDE.

Evolución positiva, pero lenta

El estudio refleja que, tanto en España como en Europa, el empleo femenino ha crecido a un ritmo muy superior al masculino en los subsectores de la transición energética, y que hay que tener en consideración que estos resultados están vinculados a una escasa presencia previa de mujeres.

Sin embargo, la conclusión de los expertos es clara: la evolución a lo largo de la última década es positiva, pero es todavía demasiado lenta.

En España la participación femenina en el empleo de la transición energética ha pasado del 17% en 2012 al 18,2% en 2022. Según el estudio, la brecha de participación de género es «profunda y persistente».

Y «al ritmo de avance registrado en los diez últimos años, la paridad de género en el empleo de la transición energética tardaría 265 años en alcanzarse».

Asesoramiento energético

El estudio también permite acotar el diagnóstico a los diferentes subsectores y ramas de actividad vinculados a la transición.

Así, de los cinco subsectores contemplados tan sólo uno de ellos, el de asesoramiento energético, supera el nivel de masa crítica, es decir, tiene una participación de mujeres por encima del 30%.

En cuanto a las ramas de actividad, sólo en cinco se supera este nivel de masa crítica, mientras que en 16 se puede considerar que la infrarrepresentación es severa, al no llegar al 15%.

Rafael Villaseca, presidente de Fundación Naturgy, puso en valor los datos que ofrece el estudio:

«La cifra de participación de las mujeres en el mercado laboral de la transición energética es extraordinariamente baja e indica la necesidad de iniciativas para equilibrar esta situación», enfatizó Villaseca.

Por su parte, la directora general de Fundación Naturgy, María Eugenia Coronado, aseguró:

«La situación debe revertirse para garantizar una transición justa desde todas las perspectivas. Nuestra fundación cuenta ya con programas formativos y de empleabilidad con foco en las mujeres».

Segregación ocupacional y brecha salarial

Además de la brecha de participación, la más importante, el estudio también ha detectado la existencia de otras brechas de género, como la segregación ocupacional: las mujeres se concentran en los puestos de trabajo de carácter administrativo, mientras que los puestos técnicos los ocupan sobre todo hombres.

En cambio, la brecha salarial de género es significativamente menor que en el conjunto de la economía: las mujeres cobran de media un 6% menos que los hombres en el sector, frente a un 14% global.

Aun así, hay que tener en cuenta que también se detecta una sobre cualificación de las mujeres que trabajan en la transición energética.

Datos de participación de mujeres en el empleo de la transición energética – ‘El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España’ – Fundación Naturgy.

La brecha de género es mayor en la formación profesional

Por otra parte, el estudio también analiza una brecha previa, que es la de la participación de mujeres en los estudios técnicos más necesarios para la transición energética, tanto a nivel universitario como de Formación Profesional.

El peso de las llamadas titulaciones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) sobre el total de graduados universitarios es del 36% para los hombres y tan sólo del 11% para las mujeres. La brecha es aún mayor en la Formación Profesional.

Además del diagnóstico cuantitativo, el estudio incorpora también un diagnóstico cualitativo a partir de los testimonios de más de 50 mujeres que están trabajando en la transición energética.

Estos testimonios confirman la existencia de las brechas de género, así como de algunos de los elementos que las potencian, como los estereotipos o una cultura de empresa muy masculinizada en el sector.

Más sensibilidad ante las cuestiones de género

Por otra parte, entre los factores favorecedores del cambio destacan la implicación y los compromisos adquiridos por muchas empresas (como el establecimiento de cuotas), la aparición de empresas que siguen modelos de tipo cooperativo y de nuevas tecnologías de producción de energía, o la incorporación progresiva de hombres más jóvenes y con mayor sensibilidad ante las cuestiones de género.

Finalmente, el estudio apunta a toda una serie de posibles medidas que pueden contribuir a revertir la situación, interviniendo en cuestiones como la visibilización de las mujeres que trabajan en el sector, la formación reglada y continua o las políticas activas en favor de la equidad por parte de las empresas.

En todo caso, los expertos sostienen que la mayoría de los problemas detectados no son propios de España, sino que se dan a nivel de toda Europa, y que la solución pasa por la involucración de todos los agentes del sector.

«Para que la transición sea, además de verde justa, ha de garantizarse al máximo que estas oportunidades de nuevos empleos sean tan accesibles para las mujeres como para los hombres», según el equipo investigador.

Avances pequeños y desiguales

Durante la presentación, María Isabel Martínez, directora de Abay Analistas, ha resumido las conclusiones de estudio explicando que «las brechas son múltiples, significativas y persistentes en el tiempo, y afectan tanto a la entrada como a la posición de las mujeres en la formación y el empleo». 

Según Martínez, «las actuaciones desarrolladas van en la dirección correcta, pero son claramente insuficientes, ya que los avances en la última década han sido pequeños y desiguales».

Por todo ello, «se requiere una estrategia que aborde todas las brechas de forma integral y donde se impliquen todos los agentes del sistema».

Según la investigadora de Abay analistas, «la dificultad del acceso de la mujer a este sector no es solo un problema de equidad y justicia social, sino que es un problema económico, porque las empresas van a tener cada vez una necesidad mayor de atraer y retener talento».

Y añadió que «no cabe esperar mejoras de la situación si no se hacen políticas de calado, tanto en España como en el resto de Europa».



Normalización de las mujeres en el mundo de la energía

Cristina Monge, por su parte, recordó que «la transición energética no es un momento puntual, no es un camino que estamos recorriendo, es la llegada al mundo del futuro y por eso se tiene que garantizar que las mujeres nos incorporemos con igualdad al nuevo modelo energético y que no se repitan los estereotipos que se han reproducido hasta ahora en este sector». 

La politóloga destacó también la necesidad de que, «en la formación, se impliquen la comunidad educativa y las familias, que deben ser aliadas en esta normalización de las mujeres en mundo de la energía».

En la presentación del estudio participó también el director de Socioeconomía y Política de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), Michael Renner, que afirmó:

«Hay muchas barreras de entrada en el sector para las mujeres, que les impiden no solo acceder si no después avanzar y crecer una vez ya están dentro, por lo que es necesario ir reduciendo esas diferencias entre hombres y mujeres».

Romper moldes

La asesora en Transición Justa de la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Ana Belén Sánchez, puso en valor el estudio presentado.

Hizo énfasis en que, para revertir la situación identificada en el documento, «si se ponen medidas con criterios específicos se avanza. Venimos de un sector altamente masculinizado y si queremos cambiar las cosas, hay que establecer criterios y hacerlos funcionar, porque los cambios no vienen de la nada».

Desde el ámbito de la empresa, María José Sánchez, directora de Recursos de Renovables, Nuevos Negocios e Innovación de Naturgy, explicó que, en la compañía energética, «lo primero que nos fijamos fue un objetivo retador y al más alto nivel, que es contar con el 40% de mujeres en puestos directivos y gerenciales en 2025. Y esto implica romper moldes y reconstruir la cultura corporativa de la empresa».

Celia García-Baños, responsable de programas la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), manifestó que «en España se puede hacer más, somos un país muy avanzado, con normas sociales y culturales que reman a favor de mejorar esta situación, pero se puede hacer más y mejor».

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