¿Cómo realizo un lavado nasal a mi bebé para limpiar los mocos? Los mocos y los bebés parecen inseparables, por lo que muchas familias optan por limpiarlos mediante lavados nasales.
Además de resultar beneficiosos para los más peques, no entrañan ningún riesgo para ellos, si se realizan correctamente.
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¿Cómo realizo un lavado nasal a mi bebé para limpiar los mocos?
Las enfermeras Natalia Gallardo García y Laura Sánchez Soria, enfermeras de Pediatría del Hospital Quirónsalud San José, son conscientes de que hay un exceso de información sobre cómo realizar el lavado nasal hasta el punto de que puede resultar contradictoria.
De hecho, es habitual que los padres primerizos lleguen a la consulta con muchas dudas acerca de esta técnica para limpiar los mocos.
Te ayudamos a resolver las preguntas más repetidas en la consulta y te enseñamos cómo hacer un correcto lavado nasal en los niños.
Lavados nasales en los bebés, ¿sí o no?
Sí, son muy beneficiosos para los recién nacidos y también para los niños más mayores que no pueden expulsar los mocos por sí solos.
Al respecto, las enfermeras matizan que «hasta los seis meses de vida los bebés respiran exclusivamente por la nariz y, al tratarse de un orificio tan pequeño, es normal que se obstruya con mucha facilidad».
En especial, los lavados nasales se aconsejan cuando los bebés tienen mocos o su nariz está taponada, ya que esta técnica permite liberar el conducto y prevenir su acumulación. Como resultado, los más peques consiguen respirar mejor.
Cuándo se debe hacer el lavado nasal
Si notamos que nuestro bebé tiene muchos mocos en la nariz, podemos limpiársela mediante un lavado nasal antes de darle la toma o antes de dormir.
Las enfermeras recomiendan hacerlo, sobre todo, después del baño para que los mocos no estén tan resecos.
Por otro lado, conviene tener en cuenta que tampoco es necesario hacer lavados nasales como medida para prevenir los mocos. En este sentido, las enfermeras aconsejan que «si el bebé está cómodo y no tiene mocos, no hay razón para hacerle un lavado nasal».
Igualmente, no existe un número específico de lavados nasales al día, sino que se pueden realizar siempre y cuando los niños los precisen.
Qué debes preparar antes del lavado nasal
Reúne todo lo que necesitas para limpiar la nariz del peque y procura dejarlo todo a mano antes de comenzar, como:
- Suero fisiológico de 0,9%, hipertónico o agua de mar
- Jeringa de 5 mililitros
- Empapadores
- Gasas
Además, para que la experiencia sea más agradable para el bebé, las enfermeras aconsejan mantener el suero a temperatura ambiente. Así la sensación no es tan desagradable, y no olvidar añadir a todo ello «un extra de amor, calma y paciencia».
¿Solución salina o suero fisiológico?
Ambas son muy eficaces y seguras para los bebés recién nacidos y solamente se diferencian en su concentración.
«Se pueden usar indistintamente, ya que hasta el momento no existe ningún estudio que acredite una mejor eficacia entre uno u otro», apuntan las enfermeras.
¿Jeringa o dispositivo propio?
Las enfermeras recomiendan realizar el lavado nasal utilizando una jeringa de cinco mililitros, en lugar de los dispositivos que se incluyen en las soluciones salinas.
Lavado nasal en bebés, paso a paso
Las enfermeras nos describen cómo hacerlo sin miedo y evitando riesgos:
- Pasa una gasa húmeda por la nariz para quitar los mocos resecos que se encuentran por fuera.
- Coloca al bebé tumbado y su cabeza ligeramente inclinada a un lado.
- Llena la jeringa con suero o solución salina. Solamente hace falta aplicar 2 mililitros en los menores de 6 meses y subir esa cantidad a 5 mililitros en niños de más de dos años.
- Mete la jeringa en uno de los huecos de la nariz, el que se sitúa más arriba como si estuviera mirando hacia el techo.
- ¡Atención! Evita el error frecuente de tapar el orificio que se queda libre. Lo mejor es mantenerlo destapado.
- Inyecta el suero sin miedo. Así consigues realizar una leve presión, y que el lavado nasal resulte efectivo. «Si se realiza con dudas, el suero no saldrá fuerte y no servirá de nada», avisan las enfermeras. Como resultado, los niños podrán sacar algunos mocos y otros se los tragarán, algo que tampoco supone un peligro para ellos.
- Cambia de lado la cabeza del bebé para repetir las instrucciones del lavado nasal en el otro orificio de la nariz.
En caso de que el niño siga con la nariz taponada, las especialistas indican que «podemos esperar unos minutos, masajear la zona del esternón para reblandecer y volver a echar más suero».
Lavados nasales a partir de los dos años
La técnica es similar a la de los recién nacidos con las siguientes diferencias:
- Usa cinco mililitros de suero o solución salina.
- Coloca al niño sentado en tus piernas con la espalda tocando tu pectoral. Además, sitúalo ligeramente inclinado adelante.
- Repite las instrucciones de los lavados nasales en recién nacidos, introduciendo la jeringa en cada uno de los orificios y ejerciendo presión al inyectar el suero o el agua de mar.
- Realiza pequeños golpecitos en la espalda en el caso de que los mocos no salgan completamente. Esto sirve de ayuda para su expulsión.
«Es muy fácil, así que no tengáis miedo; un lavado nasal bien hecho puede evitar grandes complicaciones a los más pequeños de la casa», concluyen las enfermeras.
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