¿Es posible gestionar el calor extremo para mantener frescas las ciudades? Las altísimas temperaturas son cada vez más peligrosas para la salud de la población en ciudades y áreas urbanas, según el Joint Research Centre de la Unión Europea.
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¿Es posible gestionar el calor extremo para mantener frescas las ciudades?
Las olas de calor son uno de los efectos más graves del cambio climático. Y las temperaturas récord son cada vez más frecuentes e intensas.
Las ciudades son especialmente vulnerables al calor extremo, que afecta a más de 1.700 millones de personas en todo el mundo. Casi la mitad de las aproximadamente 10.000 ciudades del mundo se han enfrentado a una mayor exposición al calor en las últimas cuatro décadas.
Un nuevo informe estratégico del Joint Research Centre de la UE ofrece una visión general de estrategias, mejores prácticas y herramientas políticas para ayudar a las autoridades locales de las ciudades de la UE a gestionar el calor extremo.
Islas de calor urbanas
Las olas de calor son períodos prolongados de temperaturas extremadamente altas que pueden conducir a un sobrecalentamiento urbano y a islas de calor urbanas (UHI).
El efecto UHI altera la superficie de las ciudades, haciéndolas significativamente más calientes que las áreas suburbanas y rurales circundantes, en promedio de 4 a 6 grados más calientes. Y con picos de hasta 10 grados por encima de las áreas vecinas.
¿Por que las ciudades se están sobrecalentando?
Las áreas urbanas tienen muchas características que aumentan el calor. Por ejemplo, en las ciudades hay más superficies selladas como carreteras y edificios que absorben el calor durante el día y lo liberan por la noche.
También hay una mayor densidad de personas e infraestructura, como los sistemas de transporte público que emiten calor. Esto se ve agravado por la baja ventilación y menos espacios verdes y vías fluviales, lo que puede ayudar a reducir las temperaturas.
¡Peligro, calor extremo en la ciudad!
Las consecuencias del calor extremo no solo son incómodas sino también peligrosas.
Además de las temperaturas insoportables que pueden causar deshidratación, insolación y otros efectos físicos a corto plazo, los efectos de la isla urbana también atrapan la contaminación, lo que reduce la calidad del aire y conlleva riesgos para la salud a más largo plazo.
Estos riesgos afectan de manera desproporcionada a los grupos vulnerables y marginados: personas de bajos ingresos, desempleadas y sin hogar, así como niños, personas mayores y personas afectadas por enfermedades crónicas.
También dan lugar a un aumento de la demanda de energía, aumentando la huella ecológica de las ciudades.
¿Podemos combatir este calor extremo?
El informe estratégico del JRC anima a los responsables políticos a combinar medidas de mitigación y adaptación, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentando al mismo tiempo la resiliencia frente a los extremos térmicos.
Muchas de estas acciones están siendo adoptadas por las ciudades como parte del Pacto Mundial de Alcaldes por el Clima y la Energía.
El ejemplo de Murcia
La ciudad española de Murcia, por ejemplo, ganó el premio Pacto de los Alcaldes por sus acciones para hacer frente al sobrecalentamiento urbano.
Estos incluyeron el rejuvenecimiento de carreteras de asfalto oscuro con materiales de colores más claros para reflejar en lugar de absorber la luz solar, reduciendo significativamente las temperaturas de la superficie.
Esta simple acción con un gran impacto fue solo una de las 61 medidas que tomó la ciudad para adaptarse al calor extremo.
Medidas para hacer frente al calor urbano
Con este resumen de políticas, el JRC determina cuál es la mejor manera de ayudar a informar a las autoridades locales de las medidas que pueden adoptar para hacer frente al calor urbano. Por ejemplo:
- Integrar y mejorar la infraestructura verde, como la promoción de paredes y techos verdes, y aumentar el número de árboles y superficies con vegetación. Los árboles y los espacios verdes tienen una capacidad excepcional para enfriar el aire en las ciudades. Según un estudio realizado en más de 600 ciudades europeas, los árboles urbanos reducen la temperatura del aire en 0,8 grados de media.
- Introducir el agua en las áreas públicas y proporcionar agua potable a la población, junto con un uso del agua más eficiente.
- Equipamiento y renovación de edificios con aislamiento y persianas, así como el uso de materiales reflectantes, como pintura blanca, en calles y edificios.
- Promover la agricultura urbana.
- Proporcionar medidas sanitarias oportunas, por ejemplo, sistemas de alerta para guiar a la población durante eventos de calor extremo o mostrar la ubicación de refugios y puntos de agua potable.
- Ejemplos inspiradores de mejores prácticas incluyen una red de escuelas piloto en Barcelona transformadas en refugios de refrigeración, abiertos al público durante las olas de calor; y la adopción de soluciones basadas en la naturaleza en Turín.
Comprender mejor las variaciones de temperatura y su distribución urbana
En el resumen de políticas se ofrece una visión general completa de las principales conclusiones sobre el calor extremo en las ciudades de la UE, las recomendaciones estratégicas y las herramientas de seguimiento: Ciudades de la UE y temperaturas extremas.
Las políticas y acciones efectivas basadas en el lugar requieren una comprensión más profunda de las variaciones de temperatura y su distribución urbana.
Cada ciudad es única y los planes de adaptación urbana deben considerar su propio espacio y geografía para apuntar a áreas de alta exposición y vecindarios vulnerables de manera efectiva.
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