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¿Por qué es importante la mamografía en la detección del cáncer de mama?

¿Para qué sirve la mamografía, cuándo deberías hacértela, cómo prepararte para la consulta y qué la diferencia de la ecografía de mama?

La mamografía es una prueba rutinaria que permite detectar el cáncer de mama, incluso cuando todavía no hay síntomas. La detección precoz de este tumor, que causa decenas de miles de casos al año en España, es crucial.

Esta prueba es vital para la salud de la mujer, ya que ayuda a detectar un posible cáncer de pecho, aunque no haya síntomas, que es uno de los tumores más frecuentes entre la población femenina. Por todo ello, la mamografía forma parte de los programas de diagnóstico precoz de esta enfermedad.

La doctora Marta Huertas Moreno, especialista en Radiodiagnóstico del Hospital Quirónsalud Murcia, señala que «esta prueba radiológica estudia la mama mediante el empleo de rayos X, utilizando bajas dosis de radiación, de forma rápida y, gracias a los equipos actuales, también menos molesta».

En la actualidad, está disponible la mamografía tradicional que estudia el seno en dos dimensiones. Y también existen equipos más avanzados como la tomosíntesis o mamografía 3D que consiguen el análisis en tres dimensiones, lo que favorece la localización de lesiones que podrían permanecer ocultas.

Al respecto, la doctora precisa que «permite diagnosticar lesiones en estadios más precoces, reduce la realización de pruebas complementarias o repeticiones respecto a la mamografía convencional y mejora la valoración de las mamas densas».

Mamógrafo de última generación Senographe Pristina.

Este escáner se realiza de pie y la mujer debe colocar uno de los pechos en una base o placa. Después, se cubre este mismo seno con otra placa y se realiza una presión firme.

Seguidamente, las dos bases aplanan la mama, lo que evita que se mueva durante la radiografía. «La compresión disminuye la superposición del tejido mamario, permite evitar artefactos por el movimiento y reduce la dosis de radiación», añade la doctora Huertas. Este procedimiento se realiza en cada uno de los pechos.

En cuanto al día de la mamografía, se recomienda acudir con ropa cómoda porque se deja todo el pecho al descubierto. Otro consejo es evitar el uso de desodorantes, cremas o talcos en la zona para que no interfieran.

Para las embarazadas o en lactancia, puede ser necesario cambiar la mamografía por otra técnica de diagnóstico del cáncer de seno.

La mamografía no es una prueba dolorosa. Pero es cierto que puede generar ciertas molestias debido a la comprensión o el aplanamiento que ejerce el propio equipo. No obstante, es muy rápida y los resultados obtenidos son esenciales para la salud femenina.

En general, a partir de los 40 años ya se puede comenzar a hacer una mamografía y cada año se debe repetir. A partir de los 50 años, las revisiones suelen ser bianuales.

Eso sí, existen casos específicos en los que se puede recomendar iniciar antes, por ejemplo, si existen signos de alerta y la mujer tiene más de 30 años. Para la población más joven con síntomas se suele optar por una ecografía de mama.

No conviene olvidar que hasta la siguiente revisión ginecológica se deben realizar autoexploraciones mamarias en casa.

No conviene olvidar que hasta la siguiente revisión se deben realizar autoexploraciones mamarias en casa.

Si durante las mismas notamos síntomas como un bulto en la axila o el seno, derrames en el pezón u otros cambios en la zona de la areola o el pezón, lo más recomendable es acudir a la consulta de Ginecología y Obstetricia para su valoración.

Ambas técnicas se utilizan en el diagnóstico del tumor de pecho. La principal diferencia entre la ecografía de mama y la mamografía es que la primera proporciona una mayor sensibilidad para detectar lesiones en el seno.

Por esta razón, es habitual recomendarla cuando la mamografía no ha obtenido demasiada información, algo que puede ocurrir a mujeres con mamas densas y poca proporción de tejido graso.

En cualquier caso, la doctora Ana María Aldea Martínez, especialista en Radiodiagnóstico del Hospital de Día Quirónsalud Huesca, recuerda que «en estos momentos, la mamografía es imprescindible para detectar microcalcificaciones sospechosas de lesión maligna».



En ocasiones, el diagnóstico del cáncer de mama requiere el uso de otras pruebas complementarias como la tomosíntesis digital que ayuda a detectar lesiones muy recientes mediante un análisis capa por capa.

La resonancia magnética mamaria es otra técnica que puede estar indicada a mujeres con implantes mamarios, que han sido diagnosticadas previamente o que tienen un alto riesgo.

Por último, la biopsia permite la punción de la lesión en la mama para extraer una muestra, que después se estudia en el laboratorio. De esta manera se puede analizar si existe un riesgo para la mujer.

En resumen, la mamografía es la primera técnica para detectar el cáncer de mama y, por lo tanto, es una de las pruebas más relevantes en la salud de la mujer.

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