El ruido es un sonido dañino y no deseado. Seguimos aprendiendo sobre el ruido y como afecta a nuestra salud.

En esta ocasión, partimos de una definición sencilla del ruido para terminar con algunas cosas que debes saber sobre el ruido.

La información forma parte informe Ruido y Salud, del Observatorio Salud y Medio Ambiente 2023 elaborado por DKV Instituto de la Vida Saludable, Ecodes y Gaes.

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El ruido es un sonido dañino y no deseado

Informe Ruido y Salud – Observatorio Salud y Medio Ambiente 2023

El ruido es un sonido dañino o molesto. Simple y corta definición que encierra una tremenda complejidad física, fisiológica, psicológica, social y cultural. El ruido es un caso particular de sonido y tiene dos componentes igual de importantes.

Por una parte, uno puramente físico, siendo un fenómeno perfectamente definido por la energía sonora, las frecuencias que lo integran, su duración y resto de parámetros físicos que lo caracterizan.

Por otra, incorpora una integrante de carácter subjetivo: la sensación de molestia que puede ocasionar. El concepto psicológico y de subjetividad es inherente al ruido.

A veces el ruido causa daños auditivos perfectamente evaluables como rotura de tímpano o pérdida auditiva de diferentes grados por afectación de las estructuras del oído. En este caso el daño es evidente.

Incluso quizá no nos molesta o nos gusta, pero nos causa daños: por ejemplo una música a gran volumen en nuestro reproductor musical durante un gran tiempo de exposición o un concierto a pleno volumen, también es ruido.

Como señala el médico Daniel Bernabeu: «es igual de peligroso 100 dB de un motor de avión que 100 dB de una sinfonía de Mozart».

Terminamos 2023 con una amplia referencia al informe Ruido y Salud que aborda los efectos de la contaminación acústica sobre la salud de las personas.

Pero no es necesario que nos cause daños directos en las estructuras y funciones de nuestro oído. Los efectos no auditivos del ruido son quizá todavía más importantes que los auditivos y muy desconocidos o minusvalorados.

También son más complejos de evaluar, aunque ya tenemos niveles importantes de evidencia de su daño fisiológico y psicológico.

¿Cuántas personas saben que ese ruido continuo de tráfico al que están sometidos, y al que aparentemente estamos acostumbrados y no es motivo de queja o molestia, está afectando muy negativamente a su salud cardiovascular o respiratoria o a la estructura de su sueño?

Es decir, el ruido ambiental, incluso no percibido subjetivamente como problema, está ocasionando efectos negativos en la salud de las personas y las comunidades.

Ya en 1998 en la publicación La ciudad sonora se decía lo siguiente: «Cuando el sonido llega al cerebro, la información física se interpreta según su significado para las personas: se valora según su experiencia, sus emociones, etc. Por eso no valen los simples datos físicos del sonido… sino su valoración subjetiva para cada persona y situación».

Sabemos que las actitudes de las personas hacia la fuente de ruido, la disponibilidad de recursos para hacerle frente y la sensibilidad personal frente al estímulo auditivo pueden tener más peso en la percepción de las molestias ocasionadas por el ruido que los propios niveles del mismo.

Este carácter subjetivo implica diferentes sensibilidades ante el ruido que el personal sociosanitario debe evaluar en el contexto social y personal de las personas afectadas por éste y darle la importancia adecuada.

Nos podemos plantear si, al igual que hay personas especialmente sensibles a un alérgeno o a una sustancia química, auténticos centinelas epidemiológicos, también puede haberlas al ruido.

Factores que influyen en las molestias y daños por ruido – Fuente: Ruido y Salud, Observatorio Salud y Medio Ambiente 2023.

Presencia en el ambiente de ruidos y vibraciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origine, que implique molestia, riesgo o daño para las personas, para el desarrollo de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que causen efectos significativos sobre el medio ambiente.

(Ley del Ruido (RD 37/2003, de 17 de noviembre)

Según nuestra experiencia, esperaríamos que la caída de un árbol de este tipo creara fluctuaciones de presión en el aire y, por lo tanto, claramente generaría sonido.

Sin embargo, interpretar un sonido en particular como “ruido” implica un juicio personal que depende de la sensibilidad, las actitudes y la experiencia pasada del oyente.

Lo que es música para los oídos de una persona (por ejemplo, una ópera de Wagner o una Harley Davidson a todo gas) puede ser ruido para los de otra.

Por lo tanto, mientras que el árbol que cae en un bosque desierto claramente crea sonido, no crea ruido, ya que no hay nadie que escuche el choque y juzgue que es ruidoso. (Basado en: City of Vancouver Noise Control Manual).



¿Sabías que…?

  • Los ruidos de larga duración y alta intensidad son más dañinos para el oído y más molestos.
  • Los ruidos de alta frecuencia presentan más riesgo auditivo y son más molestos, en general, que los de baja frecuencia.
  • Los ruidos intermitentes son menos dañinos para el oído que los continuos. El oído tiene cierta capacidad de recuperación (si no hay daño irreversible) durante los periodos de silencio.
  • Los ruidos intermitentes (intercalan periodos de silencio) e impulsivos (de corta duración y alta presión sonora) son más molestos.
  • Los ruidos más impredecibles e incontrolables generan más estrés. Cualquier factor que aumente la sensación de predicción y control sobre el ruido reduce ese estrés.

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