¡Necesitamos poner todo el esfuerzo en la lucha contra el ruido y la pérdida de audición! Para no perder la perspectiva, conviene recordar periódicamente las cifras oficiales relacionadas con la salud auditiva.

Y son realmente escandalosas, mientras la concienciación sobre este problema aumenta, pero con muchísimo trabajo por hacer, con todo el trabajo por hacer.

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¡Necesitamos poner todo el esfuerzo en la lucha contra el ruido y la pérdida de audición!

Es importante la celebración del Día Internacional de Concienciación contra el Ruido, aunque hay que trabajar en este objetivo 24/7. Pero este día, que se celebra en abril, nos ofrece la repercusión para poner blanco sobre negro las importantísimas cifras sobre pérdida de audición:

  • El 5% de la población mundial, 430 millones de personas, padece pérdida de audición discapacitante que requiere rehabilitación.
  • De estas personas, 34 millones son niños.
  • Se estima que para 2050 esa cifra podría superar los 700 millones, una de cada diez.

De acuerdo a estos datos, hay que destacar también algunos conceptos. Una perdida superior a 35 decibelios (dB) en el oído que oye mejor supone una perdida discapacitante.

Casi el 80% de las personas con esta patología viven en países de ingresos bajos y medianos. La prevalencia de la pérdida de audición aumenta con la edad: entre los mayores de 60 años, más del 25% padece una pérdida de audición discapacitante.

¡Necesitamos poner todo el esfuerzo en la lucha contra el ruido y la pérdida de audición!
¡Necesitamos poner todo el esfuerzo en la lucha contra el ruido y la pérdida de audición!

¿Qué es la perdida de audición y qué es la sordera?

Una persona sufre pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como aquella cuyo sentido del oído es normal, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o mejor que 20 dB.

La pérdida de audición puede ser leve, moderada, grave o profunda. Puede afectar a uno o ambos oídos y entrañar dificultades para oír una conversación o sonidos fuertes.

Las personas «duras de oído» son personas cuya pérdida de audición es entre leve y grave. Por lo general se comunican mediante la palabra y pueden utilizar como ayuda audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos, así como los subtítulos.

Las personas «sordas» suelen padecer una pérdida de audición profunda, lo que significa que oyen muy poco o nada. A menudo se comunican mediante la lengua de signos.

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El 5% de la población mundial, 430 millones de personas, padece pérdida de audición discapacitante que requiere rehabilitación. De estas personas, 34 millones son niños.
  • Factores genéticos, entre ellos los que provocan pérdida de audición hereditaria y no hereditaria
  • Infecciones intrauterinas, como la rubéola y la infección por citomegalovirus
  • Asfixia perinatal (falta de oxígeno en el momento del parto)
  • Hiperbilirrubinemia (ictericia grave en el periodo neonatal)
  • Bajo peso al nacer
  • Otras morbilidades perinatales y su tratamiento
  • Otitis crónicas (otitis media supurativa crónica)
  • Presencia de líquido en el oído (otitis media no supurativa crónica)
  • Meningitis y otras infecciones
  • Enfermedades crónicas
  • Tabaquismo
  • Otosclerosis
  • Degeneración neurosensorial relacionada con la edad
  • Pérdida de audición neurosensorial repentina
  • Tapón de cerumen (tapón de cera en el oído)
  • Traumatismo en el oído o la cabeza
  • Ruidos o sonidos fuertes
  • Medicamentos ototóxicos
  • Productos químicos ototóxicos en el ámbito laboral
  • Carencia nutricional
  • Infecciones virales y otras afecciones del oído
  • Retraso en la aparición de la audición o pérdida progresiva de esta por causas genéticas
¡Necesitamos poner todo el esfuerzo en la lucha contra el ruido y la pérdida de audición!
Muchas de las causas que conducen a una pérdida de la audición pueden evitarse mediante estrategias de salud pública e intervenciones clínicas que se realicen a lo largo del curso de la vida.

Pérdida de audición no tratada y sus consecuencias

Cuando no se trata, la pérdida de audición afecta a muchos aspectos de la vida de la persona:

  • Comunicación y habla.
  • Cognición.
  • Aislamiento social, soledad y estigma.
  • Consecuencias en la sociedad y la economía.
  • Años perdidos por discapacidad (APD) y años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD).
  • Educación y empleo: en los países en desarrollo, los niños con pérdida de audición y sordera rara vez son escolarizados. Asimismo, entre los adultos con pérdida de audición la tasa de desempleo es mucho más alta. Entre los que tienen un trabajo, el porcentaje de personas con pérdida de audición que ocupan puestos en las categorías más bajas es mayor que la media general de la fuerza de trabajo.

La OMS calcula que los casos desatendidos de pérdida de audición representan un cose mundial anual de 980.000 millones de dólares.

Dicha cifra incluye los costes del sector sanitario (excluyendo el coste de los dispositivos de ayuda a la audición), costes del apoyo educativo, pérdida de productividad y costes sociales. Más del 57% de esos costos se producen en países de ingresos bajos y medianos.

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Para evitar que se produzcan repercusiones negativas, una vez que se detecta la pérdida de audición es fundamental comenzar a tratarla lo antes posible y de manera adecuada.

La importancia de la prevención

Muchas de las causas que conducen a una pérdida de la audición pueden evitarse mediante estrategias de salud pública e intervenciones clínicas que se realicen a lo largo del curso de la vida.

Es fundamental prevenir la pérdida de audición a lo largo del curso de la vida, desde periodos prenatales y perinatales hasta edades avanzadas.

En los niños, casi el 60% de la pérdida de audición se debe a causas evitables que pueden prevenirse aplicando medidas de salud pública. Del mismo modo, las causas más comunes de pérdida de audición en los adultos, como la exposición a sonidos fuertes y medicamentos ototóxicos, son evitables.

Para reducir la pérdida de audición en diferentes etapas del curso de la vida pueden aplicarse las siguientes estrategias eficaces:

  • Vacunación.
  • Buenas prácticas de atención materna y de puericultura.
  • Asesoramiento genético.
  • Detección y tratamiento de afecciones comunes del oído.
  • Programas de protección de la audición en el ámbito laboral, ante la exposición a ruidos y productos químicos. 
  • Estrategias de escucha segura para reducir la exposición a sonidos fuertes en entornos de ocio
  • Uso racional de medicamentos ototóxicos para prevenir la pérdida de audición. 


… y la importancia de la detección temprana de la pérdida de audición

La detección temprana de la pérdida de audición y de las enfermedades otológicas es fundamental para poder aplicar un tratamiento eficaz.

Esto requiere de un cribado sistemático para detectar la pérdida de la audición o una enfermedad otológica en aquellas personas de mayor riesgo, entre las que están:

  • Recién nacidos y niños menores de 1 año.
  • Niños en edad preescolar y escolar.
  • Personas expuestas al ruido o productos químicos en el trabajo.
  • Las que reciben medicamentos ototóxicos.
  • Personas mayores.

La evaluación auditiva y el examen del oído pueden realizarse en entornos clínicos y comunitarios.

Herramientas como la aplicación hearWHO de la OMS y otras soluciones basadas en la tecnología permiten detectar enfermedades otológicas y la pérdida de audición, incluso con formación y recursos limitados. 

Para evitar que se produzcan repercusiones negativas, una vez que se detecta la pérdida de audición es fundamental comenzar a tratarla lo antes posible y de manera adecuada.

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